
Si bien el impacto en la naturaleza del otoño es desbordante por la tonalidad que dibujan las masas forestales y los campos de cultivo, no hay que olvidar que la ciudad también se impregna de la secuencia otoñal y que su mobiliario urbano, sus calles, plazas y elementos ornamentales, se cubren con el velo otoñal que tanto valoran el cincel del pintor y el objetivo del fotógrafo, o de cualquier persona con un teléfono móvil en su bolsillo. Pongamos que visitas la ciudad de Burgos, con su catedral y casco histórico declarados Patrimonio de la Humanidad. El turista, el viajero e incluso el propio burgalés disfrutarán de una secuencia diferente. Es un paisaje urbano más atemperado, con unos atardeceres sinuosos y un clima benigno que no molesta y facilita el lento paseo por nuestras calles. Sin duda, es inseparable otra secuencia. La secuencia sensorial que viene de la mano de una cocina burgalesa que no ha perdido los viejos rasgos del recetario tradicional.
Desde el Mesón del Cid podemos ofreceros todo lo que necesitáis para disfrutar de Burgos en otoño. Un marco insuperable y una cocina de calidad acompañados de un servicio de hostelería integral. Si estáis buscando un destino para escaparos antes de que llegue el invierno, no lo dudéis más. Nuestra casa os espera con las puertas abiertas en el Burgos más otoñal.
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